ROMA.- El Papa ha agradecido "el don de la leche" al tiempo que ha rezado por las mujeres que no pueden dar el pecho a sus hijos, durante la misa en la que ha bautizado a 33 recién nacidos, hijos de los trabajadores del Vaticano, en la Capilla Sixtina, consolidando la tradición que comenzó Juan Pablo II.

"Damos gracias al Señor por el don de la leche, y rezamos por aquellas madres —son tantas por desgracia— que no pueden dar de comer a sus hijos", ha dicho el Pontífice durante la Eucaristía en la que, como ya hizo el año pasado, ha pedido a las madres que amamanten a los niños si están llorando porque tienen hambre.

Francisco ha indicado así que lo que la leche hace al cuerpo, la Palabra de Dios lo hace para el Espíritu.
El Papa ha explicado que el Bautismo inserta en el cuerpo de la Iglesia, al tiempo que ha pedido a los presentes que enseñen a sus hijos que "no se puede ser cristiano fuera la Iglesia". "No se puede seguir a Jesucristo sin la Iglesia, porque la Iglesia es madre que nos hace crecer en el amor a Jesucristo", ha añadido.

Además, ha recordado que la palabra cristiano significa consagrado como Jesús, "en el mismo Espíritu en el que ha estado inmerso Jesús en toda su existencia terrena" y ha impulsado a los padres, padrinos, madrinas, abuelos, tíos, a que ayuden "a estos niños a crecer bien" dándoles "la Palabra de Dios, el Evangelio de Jesús".

Después de la homilía y la profesión de fe, cada pareja se ha acercado a la pila bautismal y el Papa Francisco ha derramado el agua sobre los 33 niños mientras pronunciaba sus nombres.